Primeros datos que tenemos
José María Fernández comienza a comercializar vinos y destilados caseros elaborados en el calado familiar que heredó en la zona de Balagú en Autol (La Rioja). De estos calados bodega se tienen las primeras referencias en escritos y leyendas que ya los sitúan en la Guerra de la Independencia a principios del Siglo XIX. El calado consistía en una cueva de unos 16 metros horadada en una ladera del camino de la fuente Camorra, con pequeños brazos para las diferentes fases productivas de la elaboración del vino. Reforma esperando tiempos mejores
Es en este tiempo cuando José María Fernández y su hijo Jesús Fernández, implicado ya en la actividad vitivinícola, amplían el calado y lo refuerzan con varios arcos de hormigón. La idea es mejorar las instalaciones para satisfacer la demanda existente y estar en disposición de hacer frente a un más que probable incremento de vino a granel con destino a Navarra y País Vasco. Cambio de ciclo
En 1954 se funda la bodega cooperativa de Autol donde Jesús Fernández resulta muy implicado en el proceso. Desde este momento, se deja de elaborar vino en el antiguo calado familiar y se comienza a elaborar junto con otros viticultores locales en unas modernas instalaciones. Se apuesta por un fuerte salto tecnológico y se comienza a elaborar como se está haciendo ya en otras zonas de Rioja y en Francia. Un cambio a resaltar dentro de esta nueva técnica consiste en la sustitución para las fermentaciones de los depósitos de madera por los de hormigón. La refundación de la bodega familiar
Saturnina Hernández, viuda de Jesús Fernández, fallecido en accidente en 1986, decide junto con sus cuatro hijos y sus respectivos cónyuges volver a los orígenes familiares en los que la elaboración del vino es gestionada íntegramente por la familia. Tienen una idea clara, quieren una bodega en la que puedan elaborar el mejor vino que sean capaces de hacer. Con este propósito eligen un lugar privilegiado de la región, El Inestral, zona regada por dos ríos, el Rio Ebro y el Rio Cidacos. Para la edificación de la nueva bodega tienen como referencia a los chateau franceses en los que la bodega está integrada en los mismos viñedos. Con esta acción pueden ser fieles a su filosofía según la cual, el vino se empieza a elaborar en la viña, consiguiendo que el racimo llegue en el menor tiempo posible a la bodega para que aporte el máximo a los vinos que resultarán de él. Se completan las fincas
Se adquieren en estas fechas varias fincas limítrofes dedicadas al cultivo de la vid y que son interesantes por la peculiaridad de sus suelos. El fin de esta ampliación es incrementar la mayor variedad de viñas posible de manera que proporcionen a los vinos un extenso abanico de matices. Primeros vinos embotellados
Es en esta fecha cuando Bodegas Torremaciel comienza a sacar al mercado los primeros vinos embotellados. Hasta entonces la forma de trabajar de la bodega era la elaboración de vinos de calidad para vender a granel a importantes bodegas de La Rioja. A partir de este momento la bodega asume además del papel de comercializar su propio vino embotellado, la crianza de los más óptimos, cerrando así el ciclo productivo. Un vino muy especial, GR 1129
Se comercializa el primer vino de autor de Bodegas Torremaciel. El proyecto GR 1129 nace con la idea de que sólo los mejores años y con los mejores racimos se puede crear un vino diferente y especial. Por tanto, este vino no saldrá todos los años y aquellos en los que salga no tendrá como requisito repetir en estilo pero sí en ser un vino único. Además, se presentará como una producción limitada y con botellas numeradas.